Campesinos de Soacha cosechados en el abandono

Cuando la mirada se enclava en los devastados cerros de Soacha tan solo se divisa un panorama de cemento y ladrillo, enmarcado por una minería ilegal y la depredación de los recursos naturales. Resulta paradójico que en estos olvidados parajes subsistan personas aferradas a la actividad agrícola.


El pasado 2 de julio se anunció por parte de la Secretaría de Agricultura de Cundinamarca y del Ministerio del mismo ramo, la liberación de casi $30 mil millones para impulsar el agro del departamento a través de diferentes mecanismos encaminados al apoyo de pequeños agricultores y cadenas productivas.

La inversión se materializó mediante la suscripción de convenios con el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) y sus entidades adscritas para fomentar, entre otros, la asistencia técnica, la adecuación de tierras, la implementación de proyectos productivos, la aprobación de proyectos en el componente de Pacto Agrario y el apoyo a la población víctima del conflicto armado.

Cada vez más arrinconados

Sin embargo, la oportuna y bien encaminada gestión en pro del agro de Cundinamarca, resulta ser una quimera para los cultivadores soachunos, quienes recibirán tan solo las migajas, si es que les dejan, ya que la Administración Municipal hace tiempo decidió cerrar la UMATA de ese municipio.

En este sentido, el candidato a la Alcaldía de Soacha, Juan Carlos Saldarriaga, expuso su análisis: “Nuestros campesinos superan las 2 mil personas, con el agravante de que son los más pobres y necesitados del municipio; no tienen colegios y ahora ni siquiera UMATA; por eso necesitamos desarrollar políticas públicas claras que nos permitan llevarle recursos al campo, de la mano de una correcta vocación agrícola. El campesino no es solo para ir a celebrarle su día cada año, tenemos que incentivarlo y apoyarlo para que su actividad sea rentable”, señaló Saldarriaga.

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