Delincuentes extranjeros pagaban millonarias sumas por hacerse pasar como soachunos

Libaneses, sirios, jordanos y palestinos andan por Estados Unidos y Canadá con la tradicional cédula colombiana de hologramas y el pasaporte vino tinto. Investigadores de la Interpol calculan que son cerca de 200 y que pagaron hasta 15 millones de pesos por pasar como oriundos de Buenaventura, Cali, Pereira, Bucaramanga, Barranquilla y Soacha.


Algunos estaban huyendo de sus convulsionados países, pero otros están dedicados al tráfico de estupefacientes, al contrabando e, incluso, a actividades de terrorismo. Por eso, la investigación sobre su paradero y cómplices lleva la etiqueta de ‘prioritaria’ tanto en la Fiscalía como en Migración Colombia, que identificó el patrón delictivo.

“El perfil del extranjero que acude a estas prácticas, usando redes delincuenciales estructuradas, usa a Colombia como tránsito en una ruta de tráfico de migrantes o en su asentamiento para desarrollar actividades de manera irregular”, se lee en el dosier en manos de la Interpol.

Lo que hasta ahora se ha establecido es que, con complicidad de un puñado de notarios, registradores y abogados, los extranjeros obtienen registros civiles originales de nacidos en Colombia acudiendo a falsos testigos. Con ese documento proceden a pedir la cédula y luego el pasaporte.

En el portafolio de clientes de esta red también hay capos del narcotráfico que alcanzaron a adquirir hasta tres cédulas originales. En el caso de los extranjeros, la Interpol estableció que una sola persona aparece como testigo del nacimiento de 1.700 de ellos.

Las primeras pistas que se han seguido para llegar a la red fueron Boris Polo Padrón, Carlos González Torres y Luis Eduardo Manjarrez, cuatro de los siete registradores del Atlántico que la Fiscalía capturó en 2016.

En el documento se solicitó a la Registraduría habilitar un grupo especial de funcionarios para adelantar la investigación. La Interpol también le ofició a la Superintendencia de Notariado y Registro para que se ordene rastrear 76 seriales de registro civil con los que luego se obtuvieron cédulas de nacionales.

El ingeniero Didier Chilito, encargado del área de identificación de la Registraduría Nacional, explicó que hasta el 2010 fue relativamente sencillo quebrar los esquemas de verificación, pues no había un cotejo dactilar digitalizado que permitiera identificar a las personas. Pero asegura que eso cambió hace 8 años, y ahora el sistema está blindado y es casi imposible que se pueda repetir.

No obstante, el boquete sigue abierto para extranjeros porque es imposible saber si ya están registrados en otros países, y con un registro civil legal se puede tramitar una cédula y luego el pasaporte. Y ahí es donde la delincuencia está sacando partido.

Fuente: Eltiempo.com

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