El Partido Verde: Un Partido que sabe guardar silencio

El Partido Verde está acostumbrado a guardar silencio. Basta recordar el penoso episodio del año 2011 cuando desesperadamente el candidato a la Alcaldía de Bogotá (Enrique Peñaloza) decide dejarse tomar el hombro de la “mano negra” del Señor Uribe, tirando a la basura todo un proceso que se construyó en torno a la exigencia de una forma diferente de entender el ejercicio político y de la administración pública en el país, el Partido Verde estrechó la mano a la “mano negra” del Señor Uribe y guardo silencio.


El Partido Verde guardó silencio, y permitió que muchos de sus simpatizantes de entonces, se volvieran invisibles ante la opinión, ya que no importó que a pesar de que fuese la primera vez que se acercaban al ejercicio electoral al ver una posibilidad de cambiar la forma sucia de hacer política en el país, nos cambiaron el objetivo, y el “No al todo vale” se convirtió en “Guardemos silencio”.

Silencio y más silencio, silencio sepulcral guarda el Partido Verde, cuando no sabemos los motivos, o alguna razón coherente con el discurso y las acciones emprendidas en el pasado, para juntarse de forma afanada en la Unidad Nacional, desdibujándose de forma contundente el tinte de partido “Alternativo” que justificara su creación en años atrás buscando la construcción de otra forma de hacer política, y ahora tomando parte en la mesa oficialista de gobierno nacional, vetando la capacidad de control político o de ejercicio de oposición con altura. Se guarda silencio para sentarse a la mesa.

Ha guardado silencio el Partido Verde cuando de manera desesperada, Lucho Garzón se sintió por fuera del escenario de poder del Gobierno, y en un día de descanso pasa cerca de la Plaza de Bolívar en Bogotá y para su fortuna (personal) encuentra una propuesta para un cargo etéreo que hasta el momento no se sabe, si el cargo en sí puede generar algún tipo de resultado de interés general, si acaso es algo importante para el país y si acaso representa la idea palpitante que nos convocó a muchos para apoyar aquel partido político: “El interés general prevalece sobre el particular”.

El silencio que más me avergüenza es el que llevó a cabo la colectividad, para pronunciarse oficialmente acerca del retroceso en materia de derechos humanos que significaba el apoyo y liderazgo del proyecto de ley para el polémico fuero militar. La misma Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) manifiesta su preocupación en comunicado de prensa emitido el día 04 de enero de 2013, afirmando que Colombia presentaría un grave retroceso en materia de derechos humanos en caso de que se llegase a reformar la constitución para dar cabida a este tema. Finalmente, al parecer eso de “La vida es sagrada” fue un asunto de “porras” para campaña presidencial, pero no se permite su aplicación cuando de tomar acciones precisas se trata.

Ahora, un tema silenciado que no pudo tener eco ante la directiva del partido, fue todo el proceso mediante el cual, el señor Carlos Amaya, Representante a la Cámara por Boyacá, en un ejercicio de eliminación de la discusión política y silenciamiento sistemático de los jóvenes que no estuvieron de acuerdo con él, coordina todo un evento que le fue de gran utilidad para justificar toda su red de actores posicionados en la nueva estructura de jóvenes del verde.

A pesar de que el proceso fue silenciado, y aunque muchos jóvenes no estuvimos de acuerdo con esa forma descarada de repartir cargos a media noche en un Salón de San Jerónimo Antioquia y nos retiramos del lugar para denunciar los hechos por medio de comunicado, el evento que de carácter nacional fue convocado para los jóvenes interesados en cambiar las formas sucias de hacer las cosas en el país vinculados a este partido, terminó siendo epicentro de las mismas acciones desesperadas por tener un “cargo” en un partido “alternativo” hablando de “transparencia” y “cero tolerancia a la corrupción”, pero silenciando con sus acciones la real posibilidad de demostrar que las cosas sí se pueden hacer de forma diferente.

Por esta razón debemos dejar el silencio de lado, declarando que personalmente no entiendo aún por qué sigo en la colectividad, cuando identifico tanta decepción en los hechos relatados, manifiesto mi apoyo a la posición de la Honorable Representante a la Cámara, la profesora Ángela Robledo, al solicitar que el concejal de Bogotá de esta colectividad se retire del partido hasta que se aclaren las causas de su vinculación al proceso del cartel de la corrupción en el Distrito.

No más silencio Partido verde, lo exijo por respeto a todo lo que se promulgó algún día como posibilidad de cambio y bandera de un partido político alternativo, lo exijo como ciudadano indignado, que se siente robado, vulnerado y que además, como habitante de Suacha y Bogotá, considero que ese asunto ya es un hecho de interés metropolitano. ¿Qué sucederá en Suacha, frente el sonado caso del cartel de la corrupción? Una pregunta para dejar de guardar silencio.

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