El guayabo de las elecciones presidenciales

Tras un debate electoral, donde las propuestas no tuvieron cabida y por el contrario los señalamientos y acusaciones fueron el pan de cada día, los colombianos este domingo salieron a las urnas y decidieron qué tipo de país quieren para los próximos cuatro años.


Con la abstención más alta de la historia y con la más alta votación por el voto en blanco, las elecciones presidenciales se presentan como el proceso electoral con mayor grado de ilegitimidad, pues sumados los abstencionistas y los que le apostaron a lo que se denominó en redes como la “Revolución Ciudadana – Voto En Blanco”, ninguno de los candidatos representa a la mayoría de los colombianos.

Fue claro y contundente que dentro de las minorías ganó el señor Oscar Iván Zuluaga, el candidato que encarna y representa las políticas desarrolladas por Álvaro Uribe Vélez y sus ocho años en el poder; donde se evidenciaron violaciones a los Derechos Humanos, complicidad con los paramilitares y persecución sistemática a la oposición.

En segundo lugar quedó Juan Manuel Santos, el candidato – presidente, que además de ser parte del Gobierno de Uribe y tener una directa relación con los crímenes de Estado que han recibido el nombre de “Falsos Positivos”, ha demostrado que gobernó de mano de la corrupción y del clientelismo, prácticas políticas que en Colombia han sido el modus operandi de todos los gobiernos y que han actuado contra la igualdad y la equidad social.

La candidata del Partido Conservador, la señora Ramírez que no contó con el apoyo de los Congresistas de su partido obtuvo un meritorio tercer lugar con un poco más del 15% de la votación, un porcentaje que, hoy dice ella misma en medios, no se irá con la campaña reeleccionista de Santos para la segunda vuelta, es decir será un porcentaje que se sumará al Uribismo y su estrategia de guerra.

Clara López, quedó en un cuarto lugar, representando, según dicen los militantes de su partido, a la izquierda democrática, con cerca del 15% todo parece indicar que tendrá su merecido premio de consolación, ser la candidata a la Alcaldía de Bogotá por el Polo; este partido no ha manifestado colectivamente su respaldo a ninguna de las dos campañas, pero de forma generosa el senador Iván Cepeda hoy manifestó que no se quedará con “los brazos cruzados mientras Uribe vuelve a paramilitarizar el país”.

En un deshonroso quinto puesto quedo Enrique Peñalosa, un candidato que nunca se definió, un hombre que se perdió en el mar de la incertidumbre y fue castigado en las urnas tras estar punteando las encuestas. Él estaba inscrito por el nuevo partido Alianza Verde, donde confluyen los militantes del Partido Verde y los simpatizantes del Movimiento Progresistas. Hoy están reunidos los directivos de Alianza Verde definiendo su accionar para la segunda vuelta aunque un sector Progresista desde primera vuelta ya había abandonado a su colectividad y estaban en las filas de Santos, decisión inconsulta según muchos de sus simpatizantes que ostentan representación en el Congreso.

La segunda vuelta se mantendrá alejada de las propuestas sociales y se centrará de nuevo en la guerra; un eufemismo donde quieren vender que un candidato alcanzará la paz, evidentemente ninguno de los dos le entregará a los colombianos la paz, por mucho llegará a una dejación de las armas por parte de un grupo subversivo; para que Colombia tenga paz se necesita mucho más que una acuerdo con un puñado de guerrilleros.

Quedan pocas semanas para la segunda vuelta en estas elecciones presidenciales, los medios de comunicación están jugando un papel totalmente parcializado y mientras tanto la sociedad se mantiene en la penumbra debido al desconocimiento de las propuestas políticas de estos dos candidatos, que son dos gotas de agua.

El 15 de junio se reducirá a votar por quién mantiene los diálogos de paz con las Farc o por quién propone que los colombianos nos sigamos matando por otros 50 años. Desde ya anunció que prefiero mantener abierta la posibilidad de la paz y no seguir paramilitarizando y asesinando a mis hermanos colombianos.

El guayabo de las elecciones debe llevar a que los diferentes sectores políticos de forma coherente y racional se sumen al Frente Amplio por la Paz, pero no deben dejar que sea un saludo a la bandera, deben garantizar y obligar al candidato – presidente que en sus propuestas involucre el tema ambiental, el tema de educación y salud gratuita y para todos, y a desarrollar una propuesta cultural y juvenil con sentido y alejada de la politiquería absurda que nos dejo estos cuatro años de “mermelada” (léase corrupción).

@GaboBenavidesB

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