El hombre que se volvió viejo defendiendo un pedazo de tierra

Tenía 62 años cuando la justicia le reconoció la herencia de un lote de 22.306 m².


Carlos Enrique Garibello Galarza cumplió 30 años esperando que se reanude una audiencia suspendida en 1989, y en la cual le iban a hacer la entrega formal de un predio de 22.306 metros cuadrados que recibió de herencia.

Tenía 62 años de edad cuando el juzgado 26 del Circuito de Bogotá falló a su favor, el 17 de septiembre de 1987, un proceso de sucesión y ordenó entregarle el lote, ubicado en el corazón del municipio de Soacha, entre las calles 15A y 17A y de la carrera 9.ªA a la 10.ª.

Para cuando salió el fallo, cuenta, ya el municipio de Soacha se había apropiado de parte de los terrenos para construir vías. No le compró ni le expropió, simplemente “se apropió de parte del predio”, recuerda Garibello.

Actualmente, con 93 años cumplidos, parado en mitad del lote que es suyo, pero del cual no puede disponer, porque los alcaldes de Soacha de los últimos 30 años no se lo han permitido, el hombre utiliza uno de los dos bastones que le sirven de soporte al caminar para señalar los límites de su propiedad.

En las últimas tres décadas ha acumulado un expediente de más de 1.500 folios que incluyen diez fallos de distintas instancias judiciales que una y otra vez han ratificado su condición de propietario. Ninguno le ha servido para que las autoridades de Soacha le devuelvan el derecho de disponer del terreno. “Yo no he podido coger un peso de ese lote”, comenta con voz firme y mucha lucidez.

Su pesadilla comenzó el 28 de marzo de 1989, dos años después del fallo que le otorgó la herencia. Ese día se programó la diligencia para entregarle el predio. Tras instalar la audiencia, el juzgado único de Soacha que había sido comisionado para tal fin dejó constancia de que el lugar no tenía cercas, construcciones ni edificaciones, y solo presentaba vestigios de haber tenido alguna vez tapia pisada.

“En medio de la audiencia llegó el señor Fernando Peñaloza Sánchez, como secretario ejecutivo de la Junta Municipal de Deportes, y se opuso a la entrega”, recuerda Garibello. La razón que dio es que allí había un polideportivo y que la comunidad de Soacha lo necesitaba. Y aunque acababa de dejar constancia de que el predio estaba vacío, el juzgado aplazó la audiencia y cinco meses después le entregó el lote en calidad de secuestre a Peñaloza, mientras se definía la situación jurídica.

El 18 de junio de 1991 el juzgado 20 de familia, donde terminó el caso del lote por la reforma judicial, falló a favor de Garibello, pero tampoco le devolvieron su propiedad, porque la Junta de Deportes apeló ante el Tribunal Superior de Familia, que un año después, el 18 de marzo de 1992, ordenó devolverle el lote sin más dilaciones.

En una denuncia que puso ante la Procuraduría en 1994, Garibello contó que tres meses después de suspendida la entrega, en noviembre de 1989, el alcalde de la época Fernando Ramírez Vásquez inició la construcción del polideportivo, a pesar de que el predio seguía siendo propiedad privada.

Garibello asegura que a partir de esa fecha, cada vez que se programaba la diligencia de entrega, la Junta de Deportes convocaba a colegios públicos y privados para oponerse, y cada vez argumentaban que la alcaldía había invertido 250 millones de pesos.

En tres décadas, Garibello enfrentó una tutela, una acción popular y hasta una denuncia por fraude procesal en la Fiscalía, todas falladas a su favor y con la reiteración de que él había demostrado que era el dueño, y en cambio Soacha nunca pudo hacerlo. “El municipio no demostró haber adquirido el bien por ninguno de los modos aptos para ello, y cuando ha alegado posesión sus pretensiones han resultado fallidas”, dice uno de los fallos.

Tras la avalancha de sentencias a su favor, en el 2012, cuando completaba 23 años peleándoles la tierra que es suya a gobiernos sucesivos, el alcalde Juan Carlos Nemocón Mojica declaró la propiedad de utilidad pública, con la resolución 216, y ordenó inscribirla en la Oficina de Notariado y Registro y adelantar los trámites para adquirirlo o expropiarlo. La resolución fue inscrita, pero los trámites para comprarle o expropiarle no se hicieron y Garibello no puede vender ni hacer nada porque la declaratoria de utilidad pública lo limita.

En octubre del 2016, el Tribunal del Distrito Judicial de Cundinamarca señaló que la resolución ya no se puede ejecutar. “Es claro que el inmueble del demandante ya no se encuentra afectado debido a la pérdida de ejecutoria de la resolución”.

Para ese órgano judicial, “lo que procede es la cancelación de la anotación en registro” porque “esto ha limitado las facultades de disposición del demandante respecto de su bien y en efecto se le ha mantenido en una situación de indeterminación jurídica”.

Para lo único para lo que Soacha ha reconocido a Garibello como dueño es para liquidarle los impuestos, pero en un fallo de tutela el Consejo de Estado, en febrero del 2017, declaró prescritos los impuestos del 2002 al 2012 y le prohibió al municipio adelantar acciones coactivas de cobro en su contra.

“Está probado que el municipio de Soacha sí ha afectado el derecho fundamental de la propiedad del demandante”, señala el fallo, y agrega: “La sala considera que la edad del demandante lo pone en absoluto estado de indefensión. Además, en el expediente hay prueba que da cuenta de que el demandante tiene dificultades para pagar el arriendo del lugar donde vive”.

En la actual administración de Soacha informaron que no tienen antecedentes de inversiones en ese predio, pero que están preparando un proyecto de acuerdo para que el Concejo Municipal les autorice la compra. Aseguran que ya hicieron el avalúo para sustentar la petición, pero no revelaron detalles.

Garibello cuenta que, hace alrededor de tres meses, la alcaldía de Soacha autorizó la ubicación en su predio de un grupo de chatarreros, que no estuvieron más de un día porque la Policía le recordó al alcalde que eso era propiedad privada.

Actualmente, camino a los 94 años, Garibello se pregunta cuál es la razón para que las autoridades de Soacha pasen por encima de los fallos judiciales y por qué ningún organismo de investigación toma cartas en el asunto.

Fechas clave del proceso

Marzo de 1989

Ese día se citó a una diligencia para hacer la entrega oficial del predio al señor Garibello y durante la misma se presentó una oposición de la Junta de Deportes que alegó que en el sitio había un polideportivo. Después de varios intentos, el predio se entregó en calidad de secuestre al director de deportes.

Marzo de 1992

Juzgado 20 de Familia falla a Favor de Garibello y ordena que se haga la entrega del bien, con la advertencia de no admitir ninguna otra oposición a la entrega. Se emite el caso al juzgado municipal de Soacha para que haga la entrega formal del predio que se había iniciado el 29 de marzo de 1989.

Julio de 1996

El juzgado promiscuo del Circuito dijo que “el municipio no demostró haber adquirido el bien por ninguno de los modos aptos para ello y cuando ha alegado posesión sus pretensiones han resultado fallidas”.

“El señor Garibello sí ha demostrado tener derechos inscritos sobre el bien”.

Octubre del 2016

El Tribunal Administrativo de Cundinamarca dijo que al haberse realizado el registro de la resolución que declaró el lote de utilidad pública se han “limitado las facultades de disposición del demandante respecto de su bien y en efecto se le ha mantenido en una situación de indeterminación jurídica”.

Octubre del 2017

“Las pruebas dan cuenta de que, a la fecha, el municipio no ha hecho lo que le correspondía para adelantar el proceso de enajenación voluntaria o de expropiación”… “En esta medida está probado que el municipio de Soacha sí ha afectado el derecho fundamental a la propiedad privada del demandante”.

Fuente: Eltiempo.com

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