En Soacha, ¿quién manda a quién?

Aquí no se trata de la serie estadounidense creada por Martin Cohan y Blake Hunter, que se emitió en la cadena ABC desde el 20 de septiembre de 1984 hasta el 25 de abril de 1992, sino de analizar quién tiene el poder en la alcaldía de Soacha. ¿Betty Zorro?, ¿Juan Carlos Nemocón? o el mismo alcalde, ¿ Eleázar González?


Pues a ciencia cierta no se sabe con exactitud, pero es bueno recordar qué dice la gente en la calle, qué movimientos hacen los secretarios y directores, y qué resultados hay de la presente administración.

En principio no es secreto decir que el actual alcalde Eleázar González recibió el respaldo de la representante a la cámara Betty Zorro y del exalcalde Juan Carlos Nemocón, dos personas que han jugado un papel importante en la vida pública del municipio y que quieren seguir vigentes en la política.

Pero como es casi lógico, cualquier favor se cobra, y ese respaldo se traduce en puestos y compromisos para alimentar la carrera política de cada uno.

Dicen las malas lenguas, bueno, quizá sean las buenas, que la que mantiene el poder en la alcaldía de Soacha es la representante Betty Zorro. A ella se le “achacan” importantes cuotas, como los secretarios de desarrollo social, planeación, infraestructura, movilidad y hasta educación, además de varios directores y funcionarios de mediano nivel.

A Juan Carlos Nemocón sólo lo relacionan con la secretaría de Hacienda, aunque hay quienes dicen que tiene un buen número de cargos medios en toda la alcaldía.

Y entonces, ¿a quiénes puso el actual alcalde? Pues lo que se escucha es que el mandatario sólo tiene a los secretarios de salud y gobierno, recordando que éste último renunció y ahora suenan varios nombres, entre ellos el del corregidor William Mayorga.

A ciencia cierta los únicos que conocen a fondo los compromisos son ellos mismos, y finalmente a la gente de Soacha lo que le interesa es que se gobierne bien, que la ciudad se desarrolle y comience a superar la problemática tan grande que enfrenta.

Sin embargo hay un hecho que se avecina y que es necesario tener en cuenta. En marzo del próximo año se realizarán las elecciones parlamentarias y de sus resultados dependerán diferentes movimientos. Por ejemplo, ¿Qué pasará si la actual representante a la cámara Betty Zorro no mantiene su curul? ¿Qué decisión tomará Juan Carlos Nemocón?, ¿apoyará a Betty? O ¿formará coalición con otro candidato? ¿Se mantendrá Juan Carlos Saldarriaga en su aspiración a Cámara?… Y es que de dichos resultados dependerá algunos nombres para la próxima alcaldía de Soacha.

Bien. Pero retomemos el tema del poder en la alcaldía de Soacha. Dicen algunos concejales, ediles, líderes políticos y miembros de la misma comunidad, que las secretarías son repúblicas independientes y que sus titulares no le hacen caso al alcalde, no siguen sus instrucciones y formaron verdaderos fortines para pagar favores políticos, hechos que van en contra del rumbo que se le quiere trazar a la ciudad.

Aquí finalmente no importa de qué corriente es el secretario o secretaria, director o directora, lo que debería interesar son los resultados, pero la verdad, hasta ahora, lo de mostrar es muy poco.

Ha pasado año y medio de esta administración y ninguna secretaría tiene resultados importantes en gestión y ejecución. Es cierto que la generalidad es que todos los gobiernos comienzan a mostrar obras después del segundo año, pero en el arranque se debe tener un soporte serio de lo que vendrá después de la mitad del periodo, y lo que se ve es una Soacha sumida en una profunda problemática que se traduce en inseguridad, invasión acelerada del espacio público, destrozo total de la malla vial, deterioro de los parques, falta de autoridad y un imaginario que la situación se soluciona con campañas educativas y ambientales, sin decir que no son importantes.

Entonces, ¿quién manda a quién? Pues en teoría debería ser el alcalde el que dé las directrices e imparta instrucciones, pero en la práctica parece que no es así. Lo que se evidencia es que cada secretario hace lo que le venga en gana, no copia, no atiende y termina haciendo lo que quiere.

Ahora. Pareciera que a este alcalde se le pegó lo que ha contagiado a la mayoría. Escucha a quienes lo aconsejan mal, incluso a personas que no lo apoyaron en su campaña, a chismosos y disociadores, y no atiende ni escucha a aquellos que lo quieren ayudar. Tremendo problema porque se comienza a “echar la gente encima”.

El punto positivo es que aún queda tiempo. Faltan dos años y medio de gobierno y si el conocido “profe” escucha, atiende y recibe consejos de aquellos que con humildad lo quieren ayudar, es posible que las cosas cambien. Pero esto debe complementarse con autoridad, sabiduría, humildad, paciencia y entrega, además de entender que si bien las campañas ambientales y de cultura ciudadana son necesarias, Soacha requiere soluciones de fondo que se deben traducir en obras de gran impacto y en una estrategia sólida para garantizar la seguridad en las calles, incluyendo mano dura contra los vendedores ambulantes.

¿Que el reto es fácil? Por su puesto que no, pero cuando el timón del barco se jala para lados distintos, la embarcación queda a la deriva. El capitán es uno solo y los demás son la tripulación, y bajo este principio, el que debe dirigir esa nave que se llama Soacha, es el alcalde.

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