La disyuntiva: Renuncia con “gallardía” o moción de censura

En medio de la profunda crisis que afronta el sector de la educación del gobierno “Bienestar para Todos”, el mandatario local se apresta a introducir cambios administrativos y académicos “sustanciales” en la calidad, eficiencia y competitividad de las instituciones educativas en todas sus aéreas: cobertura, permanencia, excelencia, infraestructura, etc.


Eso estaría muy bien si no fuera porque por un lado los cambios que se piensan realizar estarán liderados por el titular de la cartera, quien ha venido siendo severamente cuestionado, investigado y hasta sancionado disciplinariamente por presuntas irregularidades ocurridas durante la administración “Soacha para Vivir Mejor, y por el otro lado, porque la reforma administrativa y académica está impregnada de un profundo espíritu tecnocrático. Reingeniería pura.

En efecto, los numerosos y delicados problemas que caracterizan el sector educativo, son en gran parte consecuencia de la prolongada permanencia en el cargo de la cabeza visible de la educación local y la equívoca concepción mercantilista que se tiene de la educación.

Si bien es cierto que durante los últimos tiempos se han llevado a cabo cambios positivos como la introducción del control biométrico, la construcción de nuevas infraestructura e incluso el aumento en la cobertura y eventualmente mejoras en la excelencia académica, no se pueden interpretar estos avances como un generoso favor que ha hecho el secretario al municipio, como lo han querido hacer ver sus aduladores o los despliegues informativos de los medios proclives a la administración. Hacer gestión es entre otras una de sus principales obligaciones constitucionales.

No obstante lo anterior, no se comprende cómo el actual gobierno se empeña en mantener en el cargo a un funcionario, que como lo han denunciado tanto concejales de la oposición como del gobierno, está presuntamente involucrado en la aprobación y adjudicación de contratos a favor de instituciones que no cumplían con los requisitos para ser beneficiados con licitaciones.

Tal es por ejemplo el caso de la Fundación San José que denunció el Concejal Andrés Jaramillo, o las reiteradas prórrogas concedidas a la firma constructora de la institución educativa “Las Villas”.

Así mismo, nadie explica ni establece responsabilidades con claridad sobre el abandono de la terminación de la sede “La Fabrica”, o el detrimento patrimonial causado durante el pasado Festival del Sol y de la Luna y la incapacidad de la administración para resolver la crisis causada por la incompetencia pedagógica y administrativa de la rectora de la “Institución Integrado de Soacha”.

A esta larga lista de irregularidades se suma el fin del convenio con la Universidad de Cundinamarca con la Biblioteca Publica de Colsubsidio para continuar prestando tan esencial servicio a los estudiantes del municipio, mientras los compromisos de adecuación de algunas instalaciones de la casa de la cultura siguen sin realizarse para garantizar la continuidad en la prestación del servicio a la numerosa población estudiantil del municipio.

Bajo esta situación de incertidumbre, cuyo oscuro panorama demanda una solución razonable, el mejor servicio que le puede prestar el titular de educación al municipio es presentar su renuncia con “gallardía”, como le dijo Santos, o verse abocado a enfrentar una moción de censura por parte del Concejo Municipal que salvaría con creces su gestión de control político y restituiría la perdida de credibilidad y confianza entre sus electores y en general con la ciudadanía.

angelhumbertotarquino@yahoo.es

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