Microtráfico atenta contra la calidad de vida en Girardot

Habitantes del municipio alertan por casos de robos y homicidios.


Mientras terminaban un torneo de fútbol infantil en el polideportivo del barrio Santa Mónica, unos hombres armados dispararon a quienes estaban reunidos en la cancha. Un joven falleció en el lugar; otro, de 35 años y reconocido por la comunidad como un trabajador incansable, también murió, así como la esposa de un líder del barrio Las Rosas. Esto ocurrió el 22 de abril.

Además de ellos tres, el mismo día fallecieron al menos tres personas más en actos que involucraron armas de fuego. Esta es una situación que tiene alarmadas a las autoridades y a sus mismos habitantes, cuenta Óscar, líder vecinal de Santa Mónica.

“Percibimos que la inseguridad ha aumentado. Uno está en un lugar, y de repente se escucha una balacera. Eso genera miedo”, relata el hombre de 35 años y quien es oriundo del municipio de Girardot, característico por el turismo de Cundinamarca.

La población de este territorio supera los 106.000 habitantes, según estima la Secretaría de Planeación de Cundinamarca. A diferencia de otros municipios, Girardot concentra el 96 por ciento de sus ciudadanos en el casco urbano, y el restante está en las veredas, por lo que el flagelo del microtráfico y las riñas sociales ha tenido mayor proliferación allí.

No en vano ocupa el segundo lugar en las estadísticas de homicidios del departamento, superado solo por Soacha, en donde la población asciende a más de medio millón de personas. El microtráfico, precisamente, es uno de los delitos a los que les están haciendo frente las autoridades.

Por ejemplo, la semana pasada, y tras los hechos de violencia que azotaron al municipio, el comandante de la Policía de Cundinamarca, coronel Edwin Chavarro, se desplazó hasta la población para coordinar una operación contra los expendedores de droga y los sitios de distribución. Al finalizar la semana, 28 personas habían sido capturadas por los delitos de hurto a personas, homicidio y tráfico de estupefacientes.

Líderes de los barrios aseguran que este último es uno de los flagelos que los tienen azotados. “Se están presentando enfrentamientos a mano armada. Se pelean entre grupos por el microtráfico, y el consumo de drogas ha aumentado. No hay una política seria en el municipio que ayude a que los jóvenes no caigan en el vicio”, comentó un líder barrial que pidió reservar su nombre.

De hecho, la semana pasada el coronel Chavarro confirmó que hay, al menos, cinco bandas dedicadas al expendio de drogas y a la delincuencia común, que están afectando la convivencia.

Esta situación perjudica no solo a los habitantes sino a los visitantes si se tiene en cuenta que el turismo es la principal actividad económica de Girardot. Por ejemplo, allí cuentan con más de 3.500 camas en hoteles y posadas disponibles para atender la demanda. El río Magdalena, que atraviesa el municipio, es uno de sus principales polos de desarrollo.

La segunda actividad es la agricultura, aunque, según información de la Alcaldía, tan solo el 35 por ciento de las tierras destinadas al cultivo están siendo aprovechadas, por lo que el sector no pasa por su mejor momento.

El secretario de Gobierno del Cundinamarca, Jairo Martínez, señaló que están comprometidos con mejorar la situación del municipio y que por ello asignaron unos recursos adicionales.

“Entregamos unos 20 millones de pesos para apoyar el refuerzo de 150 policías en Girardot. Además, pusimos 10 millones para el monto de recompensas que se ofrecieron para esclarecer los hechos”, indicó Martínez.

Sin embargo, los habitantes se quejan por la falta de cámaras de seguridad y porque algunas de las que hay no están conectadas al sistema de vigilancia. De hecho, uno de los actos de violencia de hace unas semanas se cometió en una zona donde hay dos cámaras, pero desconectadas.

Martínez reconoció que hubo dificultades a la hora de adquirir los nuevos dispositivos. “Se nos presentó un problema, no llegaron unos recursos del nivel nacional, y cuando íbamos a abrir el proceso nos cogió la ley de garantías, pero sí las vamos a llevar a Girardot y a otros municipios”, concluyó.

Sus habitantes sienten que esta situación está relacionada con la ausencia del alcalde electo, Cesar Villalba, quien fue capturado en 2016 por una investigación que se adelantaba por concierto para delinquir, peculado por apropiación, entre otros delitos, y quien, por vencimiento de términos, quedó en libertad en marzo.

Villalba asumió de nuevo el cargo a principios de abril, tras casi un año y medio de ausencia. Sin embargo, la Fiscalía le pidió al Consejo Superior de la Judicatura investigar al juez que llevó el proceso, pues asegura que hubo irregularidades.

Fuente: Eltiempo.com

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