Robo en salón comunal de Juan Pablo I perjudica a toda la comunidad del barrio

La comunidad y la Junta de Acción Comunal (JAC) del barrio Juan Pablo I de la comuna tres, están gravemente afectados por el robo de dos máquinas de coser, un collarín y una cortadora de tela, junto a todos los elementos del salón comunal. Las máquinas robadas estaban destinadas para un proyecto de corte y confección para la comunidad.


Para los integrantes de la JAC de Juan Pablo I, el salón comunal era lo suficientemente seguro, motivo por el que no llegaron a imaginar que podrían ser víctimas de un robo, puesto que según cuenta Germán Gaviria, presidente de la Junta, ellos mismos se habían encargado de reforzar la seguridad del sitio, tras ser víctimas de una situación similar años atrás.

“Nuestro salón comunal es un espacio que cuenta con unas puertas muy seguras, ya que la principal tiene tres candados y una chapa. Sin embargo hace dos años nos robaron el contador del gas, pero en vista de que no lo necesitábamos y de la falta del recurso para reponerlo, no lo volvimos a solicitar. Entonces, en esta ocasión los vándalos aprovecharon la caja vacía del contador, la arrancaron y dejaron al descubierto un hueco de aproximadamente 70 por 70 centímetros, por el cual ingresaron para violentar la puerta desde adentro y sacar todas las cosas”, explicó el Presidente de la JAC.

Una de las razones que motivó a los delincuentes para cometer el robo, según el Presidente, es que la vía que está ubicada al lado del salón comunal está siendo intervenida por la obra de la Avenida Las torres, hecho que además los ha dejado sin servicio de agua e imposibilita el uso del espacio para la obra social a la cual estaban destinadas las máquinas y los elementos de la JAC. Así mismo, argumenta que la obra también se ha prestado para convertir la calle en un foco de delincuencia.

El robo ocurrió el pasado 1 de octubre, y de acuerdo con el líder comunal “los ladrones tuvieron toda la noche para hacer de las suyas. Según cuenta la comunidad, hicieron demasiado ruido mientras violentaban la caja y la puerta para poder ingresar, y luego poder sacar las cosas. Sin embargo, nadie fue capaz de avisar a los entes correspondientes, yo fui avisado hasta la noche del viernes por el sacerdote de la parroquia vecina al salón comunal”, explicó.

Una vez Gaviria supo de lo sucedido se dirigió al salón, donde encontró todos los destrozos, el hueco que aún estaba abierto y la puerta violentada. Al observar la magnitud de los daños, supuso que el tiempo que utilizaron para cometer el robo tuvo que haber sido de horas, conjuntamente argumentó que el escándalo que tuvieron que hacer debió haber sido suficiente para alarmar a la comunidad, sin embargo nadie reaccionó.

Ahora el martirio para la JAC es establecer la demanda para tratar de ubicar los elementos hurtados y a quien los haya robado, puesto que en la oficina de la Fiscalía del municipio el manejo y horario con las personas, sumado a la tardanza de la comunidad para dar aviso al encargado del salón, imposibilitan que aún se puedan recuperar las máquinas y las utilidades robadas.

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