Soacha, una ciudad sin gerencia, gobernanza ni gobernabilidad

Gerenciar es sinónimo de dirigir, gestionar o administrar una sociedad, entidad, empresa o institución, y administrar tiene que ver con ejercer el mando o el control de todas las partes, áreas o departamentos para alcanzar los objetivos propuestos. Así las cosas y Soacha vista como toda la organización, la ciudad carece de una gerencia que agrupe y ordene, porque lo que se evidencia son repúblicas independientes.


El municipio de Soacha, entendido como toda la organización o la “gran empresa”, ha venido sufriendo de liderazgo en todos los aspectos: político, social, económico, administrativo, deportivo y hasta juvenil y de género porque en estos dos últimos aspectos tampoco se evidencian resultados importantes.

Ni esta administración ni las inmediatamente anteriores han entendido el sentido de gobernabilidad y gobernanza para, a su vez, hablar de gerencia, organización y resultados.

Una publicación del periódico Vanguardia Liberal, del 25 de febrero pasado, se refiere a las diferencias que hace Joan Prats* entre Gobernabilidad y Gobernanza. La primera es entendida como la capacidad de un sistema sociopolítico de gobernarse a sí mismo, la que a su vez depende de la calidad de las reglas del juego como de la influencia sobre ellas. A mayor gobernabilidad, mayor capacidad institucional para satisfacer necesidades. En cuanto a la palabra Gobernanza, la explica como el proceso de interacción entre actores estratégicos, que a su vez tiene que ver con eficacia, calidad y buena orientación de la intervención del Estado, que proporciona a éste su legitimidad. Mientras la Gobernabilidad se refiere a la capacidad de respuesta técnica y política que tiene el Estado a las demandas de la sociedad, la Gobernanza tiene que ver con la calidad y oportunidad de esa respuesta.

Si analizamos los dos significados, pareciera que en Soacha no se entiende su alcance ni mucho menos lo que implica gerenciar una ciudad de más de un millón de habitantes. Quizá tenga razón el actual alcalde al denunciar la falta de recursos para un municipio tan necesitado y más cuando reclama un censo real y justo para que el dinero que proviene del Sistema General de Participaciones SGP aumente, pero lo que no se comparte es que se quede sólo con este argumento y no se diseñen estrategias para hacer rendir los pocos recursos con que cuenta la ciudad.

Si se aplicara la palabra “Gerenciar”, el alcalde y sus funcionarios tendrían que cambiar su discurso y dedicarse principalmente a dos cosas: por un lado a gestionar ante organismos y entidades nacionales e internacionales para empezar a sumar recursos, y por otro lado, a diseñar e implementar estrategias orientadas a que el poco dinero con que cuenta el municipio se invierta bien y eficientemente (No olvidar que hay quejas sobre elevados gastos en programas que no generan ningún impacto en el municipio)

Ahora. Me atrevo a decir que en Soacha tampoco hay gobernabilidad porque ninguno de los últimos alcaldes ha sido capaz de crear las “condiciones óptimas de aplicación y recepción de los modelos y planes de administración”, es decir, no hay capacidad para que el municipio camine por sí solo. Tampoco hay gobernanza porque este nuevo modelo implica gobernar con eficiencia, eficacia y una elevada calidad.(http://www.milenio.com)

Así las cosas, a Soacha se está gobernando, gerenciando y administrando como el pueblo de hace 20 años y nadie ha asimilado que la transformación en todos los aspectos es evidente y que se requiere una alta capacidad y conocimiento para entender que la administración pública ha evolucionado.

No se trata de criticar o hacer quedar mal a un alcalde y sus funcionarios, porque se está afirmando que la ausencia de gerencia, gobernabilidad y gobernanza incluye a las administraciones anteriores, pero sí de llamar la atención sobre lo que se entiende por gobernar.

Sin embargo, debemos necesariamente referirnos a esta administración porque las anteriores ya pasaron. No creo que solamente con campañas educativas se recupere el espacio público en la ciudad, o con hacer ruido porque se tapan cinco huecos se arregle la malla vial, o con expedir boletines de capturas relacionadas con bandas delincuenciales cese la “horrible” inseguridad que enfrentan los ciudadanos en las calles, o con “echarse” al bolsillo un medio televisivo regional se crea que la imagen de la alcaldía es la mejor, en fin. Estoy mencionando que hay una serie de equivocaciones que se deben corregir y empezar a pensar en grande para que Soacha se transforme.

El ejecutivo debe estar en sintonía con sus secretarios y directores, no con “tinterillos y lambones” que dicen representar a las comunidades; pensar en temas de gobierno y no en temas de campaña (esta ya pasó hace dos años). Se requiere seriedad, responsabilidad, sensatez y una excelente asesoría para calcular muy bien los movimientos y ejecutarlos eficientemente.

El municipio agoniza y clama a gritos organización, planeación y ejecución, por esto no se requiere un gobierno popular ni comité de aplausos en los eventos, ni mucho menos presencia de “politiqueros” que quieren aprovechar la coyuntura electoral. Soacha necesita reorientación y transformación; gerencia, gobernabilidad y gobernanza, un equipo idóneo que piense en grande y que entienda que el antiguo pueblito ya desapareció y que ahora hay que gobernar es una ciudad de más de un millón de habitantes, llena de problemas y sedienta de funcionarios capaces de entender la dura realidad que se ha construido a expensas del descuido, la mala planeación, la negligencia, la corrupción y la poca capacidad de los administradores de turno.

* Fue director del Instituto Internacional de Gobernabilidad de Cataluña y director de los Estudios de Derecho y Ciencias Políticas de la UOC.

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